OTRAS FESTIVIDADES

 25 de marzo: Día del amor rayero

Esta fiesta cívica se celebra con motivo de la festividad religiosa de la Encarnación, y que en nuestro pueblo se denomina DIA DEL AMOR RAYERO; fue instituida en el año 1980 siendo presidente de la Comisión de Fiestas, Silverio Pujalte. En aquella primera jornada festiva, se organizaron algunos actos lúdicos como un concurso de paellas al aire libre en el que participó numerosísimo público. Fue el único día en que se hizo festivo local, sin serlo en el calendario general de las fiestas oficialmente reconocidas.


Pese a ser un día laborable aquella primera edición, se consiguió hacer una fiesta local en el sentido exacto de la palabra: cerraron los Colegios, algunos comercios del pueblo y muchos trabajadores obtuvieron permiso en sus empresas para poder disfrutar de este día de asueto y esparcimiento. Por la noche, se celebró una solemne misa en honor a nuestra Patrona, por cuya festividad se había organizado el evento.


Actualmente, la fiesta se continua celebrando regularmente, siendo el acto más importante una COMIDA DE HERMANDAD al aire libre que tiene lugar en el espacioso y amplio campo de deportes del Colegio público. En el año 2007 participó numeroso público y contamos con la presencia del alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara, que compartió con el vecindario una suculenta paella murciana, a base de arroz y conejo. Si el 25 de marzo no es festivo, el acto se suele celebrar el domingo siguiente inmediato.

25 de julio: Día de La Raya de Santiago

El 25 de julio de 1995 se celebraron los actos conmemorativos del 450 Aniversario de la Fundación de La Raya de Santiago y estuvieron presididos por el entonces Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Murcia don Antonio González Barnes, en representación del Ayuntamiento murciano, y nuestras primeras autoridades locales, alcaldes pedáneos de otros lugares, así como los presidentes de las Asociaciones y Colectivos socio-culturales rayeros y numerosísimo público. El acto fue presentado por el periodista Francisco Martínez Martínez, que entonces era Secretario del recién constituido Centro de Estudios Rayeros. También estuvo presente en el escenario, representando a la juventud, la Reina de las Fiestas de aquel año, Mª Dolores Pellicer. Tras los discursos de rigor, se presentó oficialmente al público nuestra bandera local, la enseña blanca y verde con la Cruz de Santiago, que por la mañana descendió desde las alturas, portada por un oficial paracaidista de la BRIPAC; por la noche llegó al escenario siendo precedida por la bandera constitucional de España, la bandera oficial de la Región Murciana y la bandera oficial de la Ciudad de Murcia bajo sus respectivos himnos, portada por jóvenes abanderados. También fue presentado el Escudo oficial de La Raya de Santiago.

Esa noche, y por primera vez, se entregaron los galardones Rayero de Honor, que en aquella I Edición recayeron en los siguientes y destacados vecinos de nuestro pueblo:
  • Don Antonio Martínez García, ex-Alcalde
  • Don Francisco Cánovas Bravo, ex-Párroco
  • Don Antonio Ortiz Cascales, Presidente del Centro de Mayores
  • Don Juan Antonio Olmo Orenes, practicante
  • Don Antonio Martínez Pellicer, fundador del “Trío Las Vegas”
  • Don Antonio Egea Díaz, colaborador festivo
Esa noche la mayoría de rayeros escucharon por vez primera la razón de ser y el fundamento histórico del nombre primitivo de nuestro pueblo: La Raya de Santiago. Hubo una gran asistencia de público, no solo rayero, sino también de los lugares vecinos y que prácticamente llenaron nuestra Plaza mayor. Al final del acto se escuchó completo el Himno rayero con todo el público puesto de pie que ovacionó vivamente tanto la letra como la música de este Canto a La Raya de Santiago.
El acto se continuó celebrando en años posteriores – salvo alguna excepción – bajo la misma denominación: Acto de Exaltación Rayera, entregándose los correspondientes diplomas de Rayeros de Honor a las personas o instituciones que por sus merecimientos se han hecho acreedores de él. A partir de la centuria del 2000, el acto se trasladó del 25 de julio, festividad de Santiago Apóstol, que no es festivo en nuestra Región, a una fecha variable del mes de agosto y siempre dentro del programa de las fiestas patronales.

Día de Todos los Santos

El día 1º de noviembre todos los rayeros tenemos una cita con nuestros antepasados. No hay nadie que no tenga enterrado en el cementerio a un abuelo, un padre, una madre, un hijo o hermano. Ese día es, también, una cita con el recuerdo de aquellos con quienes tantas cosas compartimos en vida y de los que nos separa una simple capa de tierra. Pero el recuerdo perdura en nuestros corazones. Y aquello que se recuerda no muere nunca. La muerte absoluta es el olvido absoluto.

Ese día mostramos nuestro cariño por los que ya se fueron colocando unas flores y unas velas encendidas sobre sus tumbas que simbolizan la luz de la memoria y la promesa de un recuerdo perenne. Ese día, también, la semblanza del camposanto pierde gran parte de su imagen grave e insondable tristeza. Las flores ponen un eco de vida en el templo de la muerte. Recordamos también una vieja costumbre perdida que debería rescatarse de nuevo para esta ocasión: el canto de la salve por parte de los auroros de la Hermandad de las Ánimas, que rompían el silencio del atardecer, con sus voces graves, acompañadas del tañer de una campanilla, tradición que en otros lugares se mantiene y conserva como un legado de gran valor humano e histórico.

Navidad

La Navidad es una fiesta entrañable que se celebra, prácticamente, en todo el mundo. Es una fiesta tradicionalmente familiar donde se viven unas jornadas alegres en compañía de los seres queridos, muchos de los cuales, especialmente los ausentes, suelen retornar estos días para compartir no solo el cariño de la familia, sino todo ese delicioso universo de viandas y repostería navideña, tan tradicional en los días de pascua.

IMAGEN CEDIDA POR EL ARTE DE LAS MANOS
Es momento también de regalos, de villancicos, de aguinaldos y de encuentro con una de las fiestas más arraigadas en todo el orbe. Antiguamente en cada hogar se elaboraban artesanalmente los dulces navideños: tortas, mantecados, polvorones, cordiales, mazapanes y dulces de las más variadas recetas, que se llevaban en grandes tablas al horno. La elaboración de esta fina repostería, tan extendida en el pasado, queda hoy reducida a unos pocos hogares que aún mantienen lo mejor de la tradición.

Las cuadrillas de aguinalderos, con su música de guitarras, sonajas y panderetas, aún continúan recorriendo calles y barrios, desgranando los famosos villancicos, cuyas letrillas recordamos desde los tiempos de la niñez. La Misa del Gallo, el día 24 Nochebuena, es una de las celebraciones religiosas más notables de estas fechas, cercana ya la medianoche, cuando un concierto de diminutas estrellas, en la oscura y fría bóveda celeste, pone el acento clásico de la Navidad.

Hasta no hace muchos años, la Iglesia Parroquial montaba en sus salones un belén monumental que, además de multitud de premios, cosechaba los elogios de los visitantes. Tras su supresión, vino a llenar su hueco el belén de "El Arte de Las Manos", realizado por José Marín y que se expone al público  en el salón de actos del centro municipal.

Corpus Christi

IMAGEN CEDIDA POR P. VAMOS PAL PUEBLO
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Desde que se suprimió el día del Corpus Christi del calendario festivo civil, éste se suele celebrar en muchos lugares, bien en su propio día (jueves siguiente al octavo domingo después del domingo de Pascua), o en el domingo inmediato siguiente, como es el caso de nuestro pueblo. La fiesta ha quedado reducida a la celebración de una solemne misa vespertina y a una procesión en la que suelen participar los niños y niñas que en el mes de mayo han hecho su primera comunión; es también costumbre que en las cuatro calles del recorrido tradicional: calle Amargura, calle Palmera, calle del Horno y calle Mayor "Rodrigo de Puxmarín", se instalen pequeños altares con imágenes religiosas ante los que se reza una oración por el párroco, que participa con sus ornamentos y bajo palio, portando la sagrada Custodia. Acompañan los padres de los niños, familiares y numeroso público en general.

Carnaval

Desde tiempo inmemorial, las antiguas Carnestolendas se celebraban con alegría y gran participación en todos los lugares de la huerta; bien como grupos de comparsas o de manera individual. Los rayeros se disfrazaban de la forma más ocurrente, así era posible ver a un mocetón vestido de gitanilla con sus correspondientes churumbeles y a una moza disfrazada de amolaor. Toda la vieja indumentaria se guardaba en el arca para utilizarla en estos tres días, anteriores a miércoles de ceniza en que se celebraba el carnaval, domingo, lunes y martes.

Finalizando la década de los años 20 se organiza en nuestro pueblo una comparsa de moros y moras que fue muy aplaudida y famosa en aquellos días. Estaba formada por jóvenes del pueblo y fue organizada por Calixto Manzano, siendo él mismo su capitán y la capitana Maria Pastor; visitaron muchos pueblos de los alrededores, incluida la propia Murcia, y fueron muy aplaudidos por su elaborada indumentaria, adornos y oropeles, que no deja de sorprender en una época de pobreza y humildad. Compusieron una cancioncilla con su correspondiente estribillo que decía así:

Somos moras de campaña,
que no podemos llevar
ni collares ni medallas,
ni collares ni medallas
por esclavas del Sultán

(estribillo)
Y las pobrecitas moras
cantan y bailan la esclava
hemos venido contentas,
hemos venido contentas
a recorrer toda España

Esta fue la más importante comparsa organizada en nuestro pueblo. Posteriormente se organizaron algunas otras, aunque no alcanzaron la fama de ésta. En La Raya de Santiago el carnaval se ha vivido siempre con alegría y la tendencia de nuestras gentes era y ha sido el disfraz individual o bien pequeños grupos de máscaras. Hay infinidad de anécdotas que algún día iremos relatando.

En la actualidad, el carnaval se ha reducido al disfraz de los niños y niñas en edad escolar, disfraces muy vistosos y a cara descubierta. Lamentablemente la tradición de las máscaras ha ido desapareciendo del panorama festivo-carnavalesco, aunque hay todavía mucha gente dispuesta, en cualquier momento, a resucitar esta vieja tradición de las máscaras.

La antigua festividad de San Antonio de Padua

RECREACIÓN HISTÓRICA
La fiesta de San Antonio de Padua tuvo, en buena parte del siglo XVIII, la misma importancia y popularidad que nuestras actuales fiestas patronales de agosto.

Nuestra primitiva iglesia, construida hacia 1549, fue puesta bajo la advocación de La Encarnación desde el principio, hecho éste verídico y del que no nos cabe la menor duda, pues existe una clara referencia histórica del año 1566. Puede resultar extraño y paradójico que no hubiera una representación física de la Patrona en forma de imagen o escultura, pero toda la investigación en este sentido nos lleva a una conclusión negativa. La imagen de La Virgen de la Encarnación llegaría al pueblo en 1798, procedente del taller de Roque López.

Entre los años 1743 a 1745, llegó a nuestro pueblo la imagen de San Antonio de Padua, de Francisco Salzillo, constituyéndose inmediatamente la Cofradía del santo que fue la más activa y mejor organizada de todas cuantas en esa época había en el pueblo. Celebraban sus Cabildos anualmente, cuyas actas han trascendido hasta nosotros. Gracias a ellas hemos podido descubrir datos muy interesantes acerca del funcionamiento interno de esta hermandad, sus miembros, patrimonio y organización de la fiesta del Santo, una fiesta que –curiosamente- nunca tenía una fecha fija para su celebración, aunque –según la lectura de las actas de sus cabildos- ésta se hacía tradicionalmente en una fecha cercana al “Día del Dulce nombre de Jesús” (2 de enero) aunque no siempre fue así, debido a las dificultades para recaudar las colectas, por lo que ésta se podía celebrar en cualquier fecha del año. La fiesta, por su propio esquema y organización, era similar a las que celebramos en esta época, con la única diferencia que en aquellos tiempos el elemento religioso estaba mucho más presente y ocupaba un lugar preponderante. Los festejos cívicos eran, realmente, un simple relleno.

La fiesta comenzaba con un novenario al Santo y un gran día principal en el que había música, pólvora y ágapes a los participantes, incluida como acto principal una solemne procesión de San Antonio por las calles del pueblo, en un trono en el que bajo un dosel de flores se colocaba la imagen. Esta fiesta tuvo bastantes dificultades para celebrarse en algunos años, puesto que la pobreza y humildad de las gentes era casi endémica, especialmente cuando acontecía alguna catástrofe natural, como las famosas riadas, y el subsiguiente estado de ruina. Había unas limosnas a modo de contribución que se entregaban a la Hermandad, en especie, que eran maíz, trigo, cebada y cera, además de aquellas que se obtenían en metálico (reales de vellón y maravedíes).Como dato anecdótico ofrecemos el presupuesto de la fiesta del año 1765 que ascendió a 402 reales de vellón, gastados en misas por los cofrades difuntos, sermón, gastos de pólvora, música de dulzaina, cera e incienso.

La Hermandad sufrió, como cualquier organización, muchos altibajos en su funcionamiento, con períodos de inactividad, debido a discrepancias entre los cofrades, escasez de fondos, disputas por ocupar puestos directivos y abandono de sus miembros. Tras unos años, la Hermandad volvía a reorganizarse y preparaban su fiesta a San Antonio como acto central. El último cabildo se celebró en el mes de julio del año 1798, escasamente un mes después de la llegada de la Patrona del taller de Roque López. Con certeza absoluta a La Encarnación se le celebraría una solemne fiesta patronal, que hizo inviable la de San Antonio e incluso provocó la disolución de su Cofradía, como viene demostrado por el hecho de que el cabildo del año siguiente -1799- ya no se celebró.

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