ENIGMAS DE LA HISTORIA

El enigma de la torre del campanario

¿Quién escribió este mensaje en plena guerra civil…? ¿Casualidad, broma… o un mensaje criptográfico para uno de los bandos combatientes?

En las paredes interiores de torres y campanarios suele haber muchos “graffitis” y notas escritas con mensajes variopintos. El que nos ocupa este tema no tendría nada de particular si no fuera por la fecha en que fue escrito: 4 de octubre de 1937, en plena Guerra Civil. La propia naturaleza del texto (supuestamente en latín) nos sugiere que podría tratarse de un mensaje cifrado y que contiene una información de mucha importancia para alguno de los dos bandos contendientes.

¿Quién lo escribió? No lo sabemos y a estas alturas del tiempo transcurrido es muy posible que no lo sepamos nunca; las indagaciones e investigación hecha al respecto apenas han arrojado luz al enigma, por lo que en este sentido no tenemos una pista fiable y cualquier supuesto no deja de ser una simple conjetura. Podemos imaginar al autor como una persona culta y comprometida con el bando nacionalista, pues sabemos que existió una especie de "quinta columna" en esta zona de retaguardia que estaba bajo el gobierno republicano. Los miembros utilizarían uno y mil trucos para intercomunicarse entre sí, teniendo en cuenta la vigilancia a la que estaban sometidos, por lo que los mensajes criptografiados serían uno de los métodos más utilizados. El de la torre puede ser, perfectamente, uno de ellos ya que al estar escrito en un supuesto latín, pasaría desapercibido -por lo incomprensible de su lectura- para quienes ostentaban la autoridad popular (el comité frentepopulista rayero), formado por personas de escasa formación intelectual.

Nuestra iglesia, tras el asalto del año 36, fue de hecho desacralizada y convertida en una especie de casa del pueblo y almacén. Todo el mundo tenía libre acceso a ella y también a la torre del campanario por lo que cualquiera podía subir sin levantar la más mínima sospecha.

TRASCRIPCIÓN
HIC INGRA-
TITVDO SCRIS (Ó SORIS)
PVRICATTON SPONSIS QVEIVS
ECNI SAEVIT LANECNON
CAECI AMORIS AMILABLIBVS
MBECIC AT (Ó TA) TISQV
FRANCAE INCLVSVM ME
BERMAROINM RETNERE (Ó TETINERE)
IVº D.OCTBRS MCMXXXVII

Un texto en latín. Cuando comenzamos a investigar este asunto y tras hacer la correspondiente trascripción del texto, sometimos su lectura y posible traducción a nuestro ex-párroco don Francisco Cánovas, perfecto conocedor de la lengua oficial de la iglesia y sus palabras fueron bastante concluyentes: el escrito contiene solo cinco palabras latinas; las demás están trastocadas o en clave y aceptó la posibilidad que fuese un mensaje secreto para transmitir algo a alguien, dadas las dramáticas circunstancias que atravesaba el país en aquellos años. No obstante, él hizo una libre interpretación del contenido, a modo de traducción, que se podría leer así:

“Aquí la ingratitud de la suerte destrozó y ocultó costumbres milenarias que incluso no pudo destruir la invasión francesa.”

Podría tener sentido que alguna persona religiosa, obligada por las circunstancias a ocultar su fe y ante los destrozos causados en la iglesia en esas dramáticas fechas, dejase para la posteridad esta especie de lamento. Pero nos inclinamos a considerar más probable el mensaje secreto, realizado con una finalidad bien distinta, dados los avatares de la época en que fue redactado por esa mano misteriosa que, a hurtadillas, amparada seguramente por la discreción más absoluta, trazó a lápiz el texto criptográfico sobre la pared interior del campanario.

¿Dónde está la clave? Los textos y mensajes ocultos se suelen redactar en función de una clave establecida de antemano. Los conocedores de esa clave pueden descifrar cualquier escrito o jeroglífico que se les presente. Así funciona la criptografía desde la noche de los tiempos. Hace 2.500 años ya se utilizaba el Atbash un sistema antiguo que utilizaba como base el idioma hebreo y consistía en sustituir, en orden inverso, las 22 letras de su alfabeto. Evidentemente nos perderíamos en un laberinto de posibilidades intentar descifrar o decodificar un texto que haya sido escrito en una clave desconocida, pero ahí está el reto ¿Quién se atreve?...